Soy esa persona que a los 18 años se apuntó a un curso de acupuntura y naturopatía por correspondencia, sin tener ni idea de dónde se metía.

Era el año 1992.

Al leer el primer libro sobre Yinyang, 5 elementos me quedé completamente flipado.

Mi vida ya nunca fué la misma.

Hice algunos cursos de acupuntura, nada serio.

Traté algunos pacientes/amigos, nada serio.

Con 18 - 22 años estaba muy verde.

Hasta que, algunos años después, una lesión me dio la oportunidad.

La vida decidió lanzarme una curva inesperada.

Un accidente laboral me dejó con una mano lastimada y un futuro incierto.

Pero, como dicen, cuando una puerta se cierra, una ventana se abre.

Esa "ventana" fue mi re-introducción a la medicina china.

Desde ese momento, me embarqué en un viaje de aprendizaje.

Me sumergí en estudios y formación, obteniendo diplomas en fisioterapia y MTC en la prestigiosa Escuela Superior de Medicina Tradicional China.

Pero, como cualquier profesional apasionado, sabía que el aprendizaje nunca termina.

Así que seguí adelante, buscando más.

Mi pared estaba llena de certificados, y mi cabeza, de conocimientos.

Estudié diferentes estilos de acupuntura, me adentré en el mundo de las hierbas medicinales y asistí a seminarios y talleres.

Mi sed de conocimiento era insaciable.

Pero, a pesar de todo eso, sentía que algo me faltaba.

Era como tener un libro en un idioma que no comprendes del todo.

Mi pareja solía bromear sobre cuánto gastaba en libros y cursos.

Decía que si Amazon tuviera un club VIP, yo sería el presidente.

Pero detrás de esas bromas, había una frustración real.

No podía conectar completamente con la esencia de la medicina china.

Y entonces, como un rayo en medio de la oscuridad, llegó el curso “Clarifying Diagnosis” con Sharon Weizenbaum.

Fue el punto de inflexión.

Todo lo que había aprendido anteriormente comenzó a encajar.

Pero no me detuve ahí.

Después de ese curso, busqué a otros mentores de renombre como Masakazu Ikeda, Edward Obaidey, Arnaud Versluys, Yaron Seidman y Huang Huang, por citar los más famosos.

Cada uno de ellos aportó una pieza al rompecabezas que estaba construyendo.

Finalmente, con todos esos conocimientos y experiencias, desarrollé mi método: Piedra Rosetta.

Un enfoque que me permitió ver y tratar a mis pacientes de una manera completamente nueva.

Hoy, después de este viaje de descubrimiento y aprendizaje, puedo decir:

✔︎ He alcanzado alturas que nunca imaginé.

✔︎ He fundado mi propia Academia Yinyang, donde desvelo los misterios que los libros no cuentan.

✔︎ He ayudado a más de 1.500 pacientes y la cifra sigue aumentando.

Todo se precipitó gracias aun accidente, pero me llevó a encontrar la Piedra Rosetta de la medicina china.

Y por eso, cada día, agradezco ese giro inesperado que tomó mi vida.

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